¡Mañana de primavera!
Vino ella a besarme, cuando
una alondra mañanera
subió del surco, cantando:
"¡Mañana de primavera!".
Le hablé de una mariposa
blanca, que vi en el sendero;
y ella, dándome una rosa,
me dijo. "¡Cuánto te quiero!
¡No sabes lo que te quiero!".
¡Guardaba en sus labios rojos
tantos besos para mí!
Yo le besaba los ojos...
- ¡Mis ojos son para ti;
tú para mis labios rojos!
El cielo de primavera
era azul de paz y olvido...
Una alondra mañanera
cantó en el huerto aún dormido.
Luz y cristal su voz era
en el surco removido...
¡Mañana de primavera!